lunes, 5 de diciembre de 2011

tres niños en una tumba

Esta terrible historia sucedió en uno de estos pequeños pueblos del interior en los que la mayoría de sus habitantes son viejos y tan sólo hay 5 ó 6 niños.
Precisamente, varios de estos niños estaban jugando una tarde al escondite, en los alrededores de la vieja iglesia y el cementerio.
La fatalidad hizo que tres de los niños se escondieran en un ataúd que había preparado para enterrar a un anciano esa misma tarde. Los niños se quedaron allí mucho rato y al final se quedaron traspuestos. Se despertaron oyendo golpes sobre la tumba. PUM...PUM...PUM...
Uno de ellos al final intentó abrir la tumba, pero un gran peso había encima... eran cerca de 100 kilos de tierra.
Los niños fueron enterrados vivos, y esto se supo porque alguien encontró al viejo en una urna de cristal y pensó: Si el muerto está aquí, y la tumba pesaba algo..., ¿a quién hemos enterrado?
Se sacó la tumba rápidamente y allí estaban los tres niños, agarrados de la mano y asfixiados...
Nahuel Romano

viernes, 2 de diciembre de 2011

la cabaña

Se dice que en una ocasión un estudiante fue al bosque de su ciudad para un trabajo en su universidad. Su función consistía en recolectar muestras de diversas plantas y catalogarlas. Fue tanto su interés en su labor, que no se dio cuenta que el día había acabado y se estaba adentrando en una oscura noche.

Se sentía perdido, no sabía hacia dónde avanzar con tremenda oscuridad. Cuidaba sus pasos para no tropezar, lo único que podría distinguir era la brillante luz de la luna y las estrellas. Después de unos pasos, pudo distinguir una pequeña cabaña en medio del bosque; pensó que sería buena idea entrar y pedir resguardo esa noche hasta el amanecer.

El estudiante se acercó a la cabaña, tocó la puerta unas cuantas veces, pero nadie parecía estar dentro. Al ver que nadie se encontraba por el momento, se decidió a pasar sin ser invitado. La cabaña parecía haber cambiado de tamaño, no aparentaba ser tan grande desde fuera. Había muchas puertas y un largo pasillo.

Mientras buscaba una habitación atravesando el pasillo a oscuras notó que en las paredes de la morada habían extrañas pinturas de personas de aspecto siniestro, al pasar parecían seguirlo con la mirada provocándole un escalofrío que casi le impedía moverse. Tras vencer sus miedos, tragó saliva y continuo por el pasillo hasta encontrar una habitación donde pasó la noche hasta el amanecer.

A la mañana siguiente sus miedos se habían evaporado, hacia una hora que había amanecido por lo que decidió abandonar la cabaña y finalizar su trabajo. Se levantó de la cama y al salir al pasillo se quedó helado...

En las paredes no había ningún cuadro... sólo ventanas

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